La realidad marca que Piscis vive como huyendo del mundo real. Se puede decir que enfrentarlo a él es como someterlo a un tormento. La razón es que Piscis es un alma sensible, vulnerable a cualquier tipo de agresión que pueda darse en sus cercanías. Todos tenemos un caparazón que nos protege de las inclemencias de la realidad, una coraza que nos permite seguir adelante sin que el día a día nos afecte en demasía; Piscis no tiene uno. Los de signo Piscis no intentan cambiar esa realidad ni filtrarla para que cause menos estragos en su interior. Las personas de Piscis se dejan conducir mansamente hacia cualquier rumbo, sin oponer resistencia. Experimentan un sentimiento de culpabilidad cuando advierten los padecimientos de los demás. Debido a esta extrema sensibilidad tienen propensión a padecer de ciertos temores, mismos que veremos a continuación.
Piscis navegando a través de una ola de temores
Una muestra de hostilidad causará serios estragos en Piscis. Este tipo de temores hinchará su despensa de miedos haciéndole más sumiso. Piscis es una extraña combinación de indiferencia ante la vida con extrema sensibilidad, mal encaminado puede convertirse en un ser desgraciado, atiborrado de temores. El arte puede convertirse en su salvación, pues es este el espacio donde se mueven con singulares habilidades.
Algo que también tienen que poner en práctica es el pisar la realidad con firmeza, comprender que las tragedias de este mundo no lo son todo, que en todo pervive lo bueno y lo malo. Ha de dejar de lado su manía por evadir esta realidad cada vez que se tiñe de negro. El signo de Piscis es por naturaleza doliente y, en parte, vive de las fantasías en que hace discurrir animadamente dicho dolor. A veces incluso llega a disfrutarlo hasta que, por un mal procesamiento de este peligroso juego, llega a adquirir fobias que se incrustan hondamente en su espíritu.
Estados mentales disímiles y provocados
La persona de Piscis en muchos casos suele vivir inmerso en sueños provocados por sustancias alucinógenas, de las que se ha valido para entrar en estados alterados. Habrá de tener cuidado al manipular la realidad: no revolviéndola al antojo de sus fantasías ni tornándola más peligrosa o placentera de lo que es. De no hacerlo así, el contraste entre la crudeza de la realidad con el mundo ilusorio en el que vive será de tal magnitud que podría provocar efectos negativos, en forma de miedos y fobias, en su personalidad. Con frecuencia idealiza a las personas.
Cuando se une a alguien, paulatinamente, conforme transcurre la realidad con sus vientos que despejan las nubes de los ojos, va descubriendo con pavor que la persona de la que se ha enamorado no se parece en nada a aquella que había conocido. Piscis tiene una capacidad excepcional para adentrarse en el cuerpo de los otros. Reproduce con fidelidad los sentimientos de las otras personas. De este modo, para su desgracia, arrastra los miedos de los otros hacia su vida. Para que la práctica de sentir lo que los demás sienten no se torne peligrosa, Piscis deberá delimitar con firmeza el ámbito de su propia persona, para evitar que se mezcle con la de los demás, teniendo siempre presente qué partes son propias y cuales ajenas.
